Una de las cosas que más recuerdo de cuando era niño es que podía pasar horas y horas leyendo sobre temas de ciencia, y cada cosa nueva que leía solo despertaba más mi curiosidad. Entre tantos materiales que llegaban a mí para leer, siempre recuerdo aquellas cajitas de cereal que traían experimentos o explicaciones científicas. De hecho, debo haber intentado hacer alguno de esos experimentos. Ese es mi primer recuerdo de CIENTEC.
Poco después de entrar a la Universidad de Costa Rica me convencí de que mi vocación era el periodismo, y particularmente los temas de ciencia. Me apasionaba pensar que en algún momento también podía llegar a escribir y compartir lo que aprendía.
En el 2009 era colaborador de Radio U (101.9 FM en Costa Rica) en varios programas y el coordinador de producción, Fabricio Otárola, me invitó junto a varios compañeros a ser parte del equipo que se encargaría de producir los microprogramas “Ciencia y Tecnología; cosas de todos los días”. Me motivó más saber que era una coproducción con CIENTEC.
Ese fue, finalmente, mi primer acercamiento al periodismo científico y una de las experiencias de las que más he aprendido.
Un año después me correspondió encargarme en solitario, aunque con la guía y colaboración invaluable de Alejandra León, la directora ejecutiva de CIENCTEC, de la producción de aquellos microprogramas que ya contaban con mucha aceptación en Radio U, y también en otros países. A partir de ahí comenzaron más de tres años de gran aprendizaje, no solo en temas de ciencia, sino también en mi crecimiento como profesional.
Recuerdo la emoción con la que salía a hacer las entrevistas, porque siempre terminaba aprendiendo cosas nuevas y fascinantes sobre la ciencia aplicada a nuestra vida cotidiana. Más que entrevistas periodísticas, eran para mí como aquellos días de la niñez en los que me mostraba especialmente curioso. Encendía la grabadora y me sentaba a escuchar con gran atención a aquellas personas que tanto conocimiento tenían para compartir.
En especial, recuerdo cómo me gustaba entrevistar a doña Luz María Moya o don José Alberto Villalobos, dos grandes colaboradores de CIENTEC, por aquella pasión con la que hablaban de ciencia.
Me encantaba preguntar y aprender sobre temas tan diversos como la percepción de los colores, la electricidad estática, las nuevas tecnologías de transporte, los eclipses y la migración de aves, entre varios otros. A la vez, me gustaba transformar todo ese mundo de información interesantísima en narraciones sencillas que estuvieran al alcance de todos fue uno de los retos más bonitos que he tenido en mi carrera.
Esa colaboración desde la radio me permitió también ser parte del relanzamiento de los micros de Matex1Minuto, en los cuales también aprendí mucho sobre un tema que, aunque en principio no me apasionaba tanto como la
ciencia, no dejaba de tener relación y, sobre todo, tiene mucho que ver con nuestro día a día.
Poco a poco mi relación con CIENTEC fue ampliándose más allá de solo producir los microprogramas de radio. Cada cosa que se hacía en CIENTEC me parecía genial y yo trataba de colaborar en lo que pudiera. Así, colaboré en los congresos de ciencia del 2010 en Alajuela, del 2011 en Puntarenas y del 2012 en San Pedro (en el 2009 ya había asistido como periodista al congreso en Heredia y me pareció una excelente iniciativa).
Con CIENTEC viví dos experiencias increíbles en Punta Coral, Puntarenas, en diciembre de 2010 (para ver un eclipse de Luna de una forma que nunca imaginé) y en enero de 2012 (durante una gira de observación astronómica). Aún hoy recuerdo con nostalgia ese cielo profundamente oscuro y estrellado, el olor a mar y aquel sentimiento de amistad que se vivía durante las giras.
Esa misma amistad imperaba entre colaboradores y asistentes a los congresos, y a otras actividades de CIENTEC en las que tuve la dicha de estar. Sobre todo, la pasión con la que Alejandra, Ronald Arias y Andrea Pérez trabajaban, siempre terminaba contagiándome.
Quizás el mayor aprendizaje que obtuve de todo ese tiempo fueron las actividades de educación no formal en las que estuve como participante, particularmente el taller de periodismo científico impartido por Martín Bonfil previo al congreso del 2010 y la reunión de la Red Latinoamericana de Popularización de la Ciencia y la Tecnología (RedPop) en Zacatecas, México en 2013.
Esa fue mi primera visita al exterior (y a México, un país que se convirtió en mi segunda casa), también fue la última actividad en la que participé con CIENTEC, luego de graduarme de la universidad y cumplir mi ciclo en la producción de “Ciencia y Tecnología; cosas de todos los días” y “Matex1Minuto”. En Zacatecas presenté los microprogramas junto a Alejandra y Stefani Díaz, quien me sustituyó al irme.
En 2015 tuve un proyecto de noticias de ciencia en la web, “Océanos y dados”, y ahora he regresado a la divulgación de la ciencia a través de mi trabajo como periodista en aDiarioCR, un nuevo medio digital. En ambas experiencias he tenido siempre presente todo lo que aprendí con CIENTEC, y sin duda por medio de mi trabajo procuraré siempre darle un espacio para difundir todas esas actividades en las que tanto se disfruta y se aprende.
Gracias a CIENTEC puedo decir que estoy cumpliendo un sueño de mi infancia, y espero que por mucho tiempo siga siendo la vitrina para que muchas otras personas encuentren su camino de la mano de la ciencia.