Pocas empresas humanas sobreviven exitosamente durante tres décadas y, además, hacen aportes importantes en la comunicación de la ciencia a la comunidad costarricense, como lo ha logrado CIENTEC. La Fundación ha impactado a un gran número de personas, permitiendo que las personas se acerquen a la naturaleza a través de giras, seminarios, congresos y talleres, para ser testigos de las excelsas maravillas a nuestro alrededor, tanto en lo grande del universo, como en lo pequeño.
Recuerdo que mi primera impresión de CIENTEC está asociada con la astronomía, y a las giras de observación de fenómenos como eclipses y lluvias de estrellas, inspirados por el entusiasmo de su directora Alejandra León Castellá y del astrónomo José Alberto Villalobos, de la Universidad de Costa Rica. Así fue como un buen día me inscribí, con mi hija Sara, en una de las giras a Punta Coral, cruzando el Golfo de Nicoya, hacia una playa sin luz eléctrica, ideal para observar los cielos y las maravillas del cosmos. Luego de una cena con candelas, la tropa de observadores, con sus telescopios a cuestas, nos dirigimos a la playa para observar la lluvia de estrellas y las constelaciones. La experiencia fue inolvidable y Sara no salía de su asombro viendo el firmamento y observando el halo de nuestra Vía Láctea, tal vez, por vez primera con tanta nitidez.
A raíz de estas giras terminé en la Junta Directiva de CIENTEC y, gracias al interés de su infatigable directora, Ale, y de sus fieles colaboradores Ronald y Gloriana, CIENTEC ha desarrollado un proyecto que enfoca en las maravillas de lo pequeño en nuestro alrededor, de cosas que nuestros ojos no alcanzan a ver. El Miniscopio es una aplicación para los teléfonos celulares, inspirado en un proyecto del Exploratorium, que permite visitar el mundo microscópico con un simple lente frente a la cámara. Gracias a ella es posible observar diminutos organismos, desde insectos, arañas y flores, hasta frutos microscópicos y otras estructuras invisibles al ojo humano. El aparato permite tomar fotos, videos y cámara lenta de lo observado en un mundo espectacular de colores y formas vivientes, de bosques escondidos en el musgo o en el envés de una hoja. Todos estos recursos, a la vez, representan lecciones en biología del comportamiento de insectos y arañas, morfología de las flores y otros, disponibles para el estudiante y sus maestros. En lo personal, he disfrutado de muchas horas explorando este mundo en el pequeño patio de mi casa, tomando fotos y videos.
El potencial de esta aplicación para los maestros de ciencia no ha pasado desapercibido para CIENTEC, y cientos de maestros han sido adiestrados mediante talleres en que cada participante ensambla el aparato y lo pone a prueba, siguiendo un programa definido. Uno de los proyectos es la identificación de mosquitos del género Aedes, presentes en Costa Rica, y que es el potencial transmisor de varios virus que afectan a los humanos. El entusiasmo de los maestros y los alumnos que han participado son una inspiración para los participantes de la Fundación.
Yo también celebro los 30 años de existencia de CIENTEC y les deseo, o más bien, les auguro, muchos éxitos más.