Creado:
08 de Febrero del 2019
Última actualización:
11 de Febrero del 2019

En el año 2002, cuando yo trabajaba como académica de la Escuela de Matemática del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), el entonces director, Dr. Luis Gerardo Meza, me planteó la posibilidad de ser la representante de esa institución ante el Comité Organizador del 3er. Festival de Matemática. Lo consideré un honor, pues ya había participado en sus dos versiones anteriores. Ambas me habían parecido oportunidades maravillosas para conocer resultados de investigaciones nacionales e internacionales en educación matemática, y ahí pude interactuar con colegas educadores de preescolar, primaria, secundaria y educación superior. Desde el primer momento, estuve encantada de poder trabajar por el desarrollo de la enseñanza de las matemáticas en nuestro país.

Desde entonces, han pasado 16 años y ocho festivales más. Aunque el equipo organizador ha sufrido variaciones, algunos hemos logrado mantenernos. Ahora trabajo en la Universidad Nacional, pero al colaborar con CIENTEC, no somos solo colegas buscando un fin común. Somos amigos, cómplices, compañeros en una aventura que cada vez se vuelve más ambiciosa. Alejandra León, su directora ejecutiva, ha sido, además de un ejemplo de constancia y creatividad, el motor que nos ha impulsado en la construcción de nuevas historias.

Así, con el tiempo, llegaron otros retos: campañas centroamericanas de divulgación de matemáticas en cajas de cereal, la redacción de guiones para programas radiales sobre temas de matemáticas, el diseño y elaboración del museo viajante… hasta escribir un libro sobre matemáticas de la vida cotidiana, con datos curiosos y aplicaciones. Escribir los guiones, y luego el libro, fue toda una lección para mí como educadora. Recuerdo que, la mayoría de las veces, redactábamos los guiones entre dos colegas profesores de matemática y, cuando pensábamos que estaba listo y todo muy claro, Alejandra lo revisaba. Siempre encontraba frases que debíamos explicar y palabras que debíamos cambiar. “Esto no se entiende”, nos dijo muchas veces. Me di cuenta de que en mi clase cometía el mismo error. Pensaba que estaba hablando muy claro, al asumir que mis estudiantes tenían los conocimientos previos que se requerían, cuando con toda seguridad muchos ni siquiera entendían las palabras que yo usaba. Aprendí a tomar más tiempo para comprobar que lo que decía en mi clase era lo que escuchaban en realidad mis estudiantes.

El Museo Viajante de Ciencias y Matemáticas (MUCYM), financiado parcialmente con fondos FEES, nació bajo el concepto de que la exploración es la mejor herramienta para el aprendizaje. La persona que colaboró con CIENTEC en el diseño y ejecución de esta propuesta, Paul Tatter, cuenta con amplia trayectoria en este tipo de actividades a través de su trabajo en el Centro Explora en Nuevo México y el Exploratorium de San Francisco, California, sitios que promueven el aprendizaje a través de la exploración de la ciencia, el arte, la tecnología y la percepción humana. En sus palabras, el Mucym promueve que cada persona sea responsable de guiar su propio aprendizaje a través de estímulos ofrecidos por el ambiente, los materiales y las actividades diseñadas con este fin. Bajo la filosofía de pensar con las manos se impulsa la investigación y razonamiento que derivan en el aprendizaje autónomo y su continuidad. El Mucym ha sido expuesto en comunidades de todos los rincones y ante audiencias de todas las edades, gracias al esfuerzo de Anabelle Castro, académica del TEC de San Carlos y su equipo.

Por mi parte, al lado de CIENTEC he tenido el enorme orgullo de contribuir con mi granito de arena a la divulgación de nuevas metodologías y teorías, de ideas de docentes que han querido compartirlas para que otros las pongan a prueba. Pero también este trabajo conjunto me ha enseñado a mejorar mi propia práctica; he aprendido de los grandes. Y me ha dado más: cuando apliqué a mi beca Fulbright tuve que rendir una entrevista, donde la mayoría de las preguntas que me hicieron se referían a mi trabajo voluntario en la organización de los Festivales de Matemática. Seguramente mis entrevistadores consideraron que este trabajo había sido valioso, pues solo tenían dos becas para alrededor de 80 solicitantes, docentes de todas las universidades públicas, y yo obtuve una. Aún más, mientras era estudiante del programa de maestría en educación matemática de Florida State University me di cuenta de que ya estaba familiarizada con muchas de las tendencias en educación que nos enseñaban, gracias a mi contacto con los expertos que habían venido a Costa Rica como expositores de los Festivales.

Otro resultado muy importante de los Festivales tiene que ver con mi amiga y colega, Dra. Mariel Gavarrete. Ella siempre me dice que su encuentro con el Dr. Daniel Orey, en el 3er. Festival de Matemáticas, fue un impulso para que orientara su práctica hacia la etnomatemática. Mariel lidera un equipo de investigación en la Universidad Nacional que ha diseñado un curso de formación en la visión sociocultural de las matemáticas para docentes en ejercicio, en el marco de proyectos de investigación y extensión, donde se promueve el uso de la propia cultura en la enseñanza. La gran contribución de este trabajo es la incorporación de algunos elementos de nuestra tradición en la educación matemática, tales como bailes típicos, la carreta decorada, el trapiche, las recetas de comidas tradicionales, el tope, entre muchos otros. Se busca con ello el reconocimiento de la sabiduría desarrollada por nuestros ancestros, para que eso nos ayude a comprender y sentirnos orgullosos de nuestro pasado. Más aún, a reconocer que todas las culturas han sido capaces de ese desarrollo y entender que entre los seres humanos hay más similitudes que diferencias. A reconocer en ese “otro” que está frente a mí, a alguien que merece mi respeto y consideración. A aceptar que, si somos tan iguales, debemos promover la paz entre nosotros.

Dudo que hace 30 años, quienes soñaron al CIENTEC tuvieran noción de los alcances que lograrían. CIENTEC lleva la ciencia, la matemática, la tecnología y más a la ciudadanía. Campañas relacionadas con la astronomía, calendario lunar, giras, charlas de científicos reconocidos, entre otras actividades, llegan a muchos costarricenses con ansías de conocimiento.

En una época donde se materializan tantos esfuerzos por conservar este planeta, es nuestro deber fortalecer y diversificar las formas de divulgar ese conocimiento, a través de organizaciones y personas tan comprometidas como las de CIENTEC.

Margot Martínez Rodríguez

Escuela de Matemática, Universidad Nacional
Heredia, Costa Rica