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21 de Septiembre del 2018

Conocí la Fundación CIENTEC hace diez años, cuando ingresé a trabajar al Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICIT) como periodista. Tenía solo algunos días de haber ingresado a la institución cuando fui invitada por Cientec a visitar la Estación Biológica La Selva, en el norte caribeño costarricense. ¡No pude haber tenido mejor inducción! Ese día escuchamos a varios científicos extranjeros, quienes nos compartieron los temas y alcances de investigaciones que realizaban en nuestro país de inigualable biodiversidad. Más tarde caminamos por los senderos del campus apreciando grandes y pequeñas especies, compartimos nuestra pasión por divulgar ciencia y regresamos a casa motivados por el día vivido.

Pasó el tiempo y fui conociendo un poco más la forma de trabajar de CIENTEC. Pasión, alegría, pero sobre todo construyendo una relación ganar-ganar con sus públicos de interés: es así como la organización ha podido crecer aún más y multiplicar sus frutos.

Divulgar ciencia no es tarea fácil; de ser así, nadie se preocuparía por investigar las mejores prácticas para hacerlo. Cientec ha invitado y promovido la participación de instituciones, universidades y otras organizaciones nacionales a trabajar en redes y, por medio de ellas, conocer las mejores prácticas para socializar la ciencia.

Los talleres de los Congresos Nacionales de Ciencia, Tecnología y Sociedad, el Museo Viajante de Ciencias y Matemática (Mucym), las actividades para conocer el paso cenital del sol, charlas con divulgadores y científicos internacionales y hasta el libro “Las matemáticas de lo cotidiano”, son hermosos laboratorios de experimentación y construcción para divulgadores, educadores y alumnos.

Y es que, en estos diez, años también he escuchado a líderes y políticos externar su preocupación en torno a la promoción de la ciencia y la tecnología, y a la necesidad de creación de vocaciones científicas. Puedo afirmar que una de las formas más eficientes de enseñar y motivar es mediante la técnica de “aprender haciendo”; así, a partir de la experiencia y la exploración, del ensayo y el error, el análisis y la ejecución, Cientec promueve el aprendizaje activo.

He compartido muchas experiencias de divulgación y socialización de la ciencia con Cientec, muy hermosas y directamente vinculadas con mi trabajo como comunicadora, pero una de las que más me gustó y recordaré siempre, fue un viaje nocturno en catamarán, por el Golfo de Nicoya, a la Reserva Privada Punta Coral.

Siempre he sido fanática de la fauna marina; tanto un pequeño pez como una gigante ballena llaman mi atención, cual niña ante acto de magia. Desde hace algunos años aprendí a nadar con careta y esnórquel (snorkel) para contemplar más aún el fondo del mar y sus secretos. Pero no sabía que el cielo también los tenía. Esos secretos se pueden descubrir con solo alzar la mirada y tener amigos que compartan sus conocimientos.

Sentadas en un cómodo autobus, a finales de un día del mes de enero, mi hija María Laura y yo decidimos explorar el cielo y los planetas con la ayuda de Cientec. ¡Fue una experiencia realmente extraordinaria!

La ruta nacional número 27 ya nos “hacía la boca agua” cuando, desde la ventana del autobús, podíamos ver a Venus haciendo alarde de su tamaño y brillo. Ya en Puntarenas, llegamos a un bello restaurante de madera celeste, decorado con vidrios de colores y donde llegaba el olor a café y de un delicioso pancito.

Abordamos un catamarán y ahí empezó una extraordinaria experiencia. Los astrónomos que nos acompañaban nos iban orientando sobre los astros y elementos celestes que se mostraban algo tímidos por la presencia de la luz del todavía cercano puerto del Pacífico.

Una vez en Punta Coral, los ilusionados pasajeros bajamos del navío, colocamos nuestros equipos de observación y disfrutamos de todos y cada uno de los personajes celestes.

Orión, quizás la más conocida de todas las constelaciones, estuvo presente toda la noche para orientar nuestra búsqueda. ¡Pudimos ver a Andrómeda, Jupiter, nebulosas, galaxias y cúmulos! Ronald, de Cientec, nos invitó a ver – desde su telescopio –, la nebulosa de Orión, uno de los objetos astronómicos más fotografiados por su belleza y color.

Hubiésemos seguido disfrutando de esta mágica noche, pero alguien avisó que una deliciosa cena estaba lista. Luego de cenar, algunos nos acostamos para seguir contemplando el cielo más relajados; otros lo hacían desde sus cámaras y telescopios, y otros hacían divertidos juegos con luces de colores que, por una noche, acallaron la apacible tranquilidad de Punta Coral.

Cientec ha permitido que la ciencia toque muchos corazones, como lo hizo conmigo y con mi hija. Les deseo lo mejor en este 30º aniversario y muchos años más socializando la ciencia, la tecnología y la innovación. Espero me permitan seguirlos acompañando.

Silvia Elena Arias Alvarado

Comunicadora CONICIT e integrante de REDCYTEC
San José, Costa Rica

Identifica a CIENTEC por la comunicación de la ciencia
Sus áreas favoritas en CIENTEC son la astronomía y la capacitación.