Allá por el año 1997, y como profesor de la Escuela de Matemática del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC), se me asignó colaborar en la planificación del Primer Festival de Matemáticas, organizado por muchas instituciones y presidido por la Fundación CIENTEC y el TEC. En aquel entonces tenía apenas cuatro años de laborar en el Tecnológico, y me hice cargo de la labor con toda la mística y empeño posibles. Uno sabe dónde empiezan las cosas pero definitivamente no sabe dónde terminarán, y esa pequeña aventura –nueva para mí-, se convirtió en parte consustancial de mi quehacer académico hasta la fecha.
Ya han pasado más de veinte años, y en los once festivales de matemática realizados he colaborado como ponente, siendo miembro del comité organizador y del comité científico, además como editor de sus memorias. Este evento nació con una visión clara de alcanzar a los docentes que no se pueden desplazar a la capital, y por ello se han realizado en diversos lugares del país (Zapote, Palmares, Quepos, Limón, San Carlos, Heredia, Puntarenas, La Sabana, Liberia y Pavas). En cada edición se vislumbra una mayor proyección internacional y ya es un referente a nivel nacional.
Con alegría he visto la gran labor que desarrolla esta Fundación por la difusión de la ciencia y la tecnología en diversos campos, desde campañas de divulgación en las cajas de cereales, hasta concursos de ensayo; desde publicaciones de libros de experimentos científicos y conexiones alucinantes de las matemáticas con la historia, la poesía y la vida, hasta construcciones de museos viajantes de ciencias y matemáticas que llevan por lo ancho y largo del país mucho entretenimiento y conocimiento científico a diversos públicos; desde noches mágicas de observaciones astronómicas, hasta giras para contar aves que en sus migraciones sobrevuelan por este país. CIENTEC es un crisol en donde se amalgaman las ciencias con el aprendizaje, y la tecnología con el desarrollo y la innovación.
He sido testigo de la excelente organización de simposios, encuentros, congresos, festivales, talleres, charlas, reuniones, cursos y giras, entre otros eventos, por parte de la Fundación CIENTEC dentro y fuera de nuestras fronteras. Pero lo más importante es que he visto el gran impacto positivo que han tenido estas actividades para diversas poblaciones, grupos y organizaciones de bien social. En mi caso, la vinculación con esta Fundación me abrió muchas puertas; crecí como ser humano y me incentivó a realizar actividades inimaginables en su momento. Por ejemplo, cuando me solicitaron incluir un blog en su página web que llamé “Una moderna caja de Pandora”, a la que dediqué mucho tiempo y esfuerzo y que me llenó de grandes satisfacciones. Como consecuencia de esos escritos participé en el Premio Jorge Volio y obtuve el segundo lugar en el área de Filosofía en el 2007.
A su lado y acompañado de colegas de diversas instituciones, conocí el extraordinario mundo de la divulgación de las ciencias, en particular de las matemáticas, que cambió mucho la forma en que –como matemático puro- enfrentaba la cotidianidad. A partir de ese momento hubo un antes y un después. Me dediqué a escribir en el blog que mencioné; diseñamos el Museo Viajante de Ciencias y Matemáticas (MUCYM); participé en programas de radio; elaboramos guiones para el programa de radio “Mate x 1 minuto”; di charlas de diversos temas en varios eventos y participé en monólogos científicos con público en vivo. Aprendí que para transmitir los conocimientos y contagiar mi pasión por las matemáticas me debía transformar en mago y prestidigitador; a veces en actor y poeta; en otras alquimista o hechicero, y confieso que ello hizo mi labor de educador y divulgador más intensa y gratificante.
He crecido como académico, claro, pero la participación en eventos, dentro y fuera de nuestras fronteras, me han permitido conocer personas maravillosas. Ellas, desde diferentes campos y áreas del conocimiento, y con gran variedad de recursos, luchan por dejar un mejor planeta a nuestros hijos e hijas.
Todo lo que hace esta Fundación tiene un sello único y extraordinario, pero también hay que mencionar la gran sensibilidad hacia la inclusión de los sectores de la población más desprotegidos. Los aportes que CIENTEC hace son un complemento valioso a la educación formal en cuanto a ciencia y tecnología y, en diferentes dosis, son imprescindibles para lograr que cada persona sea un agente de cambio en nuestra sociedad. Sus esfuerzos permiten resolver los problemas cotidianos y actuales, tales como la contaminación, el transporte urbano, el tratamiento de desechos y la seguridad alimentaria, entre otros. Si comprendemos lo que en realidad está ocurriendo, podemos valorar las consecuencias de nuestros actos, y con madurez y con solidaridad estaremos en capacidad de afrontar los retos que nos traerá este incipiente y recién nacido tercer milenio, en donde la ciencia y la tecnología adquieren mayor relevancia y organizaciones como la Fundación CIENTEC serán cada vez más necesarias.
Ya la Fundación CIENTEC ha completado 30 vueltas al Sol y hay que celebrarlo. Muchas veces con la mente en Luna y la vista en las estrellas, pero siempre con los pies en la Tierra, ¿de qué otra manera hubiera podido efectuar este fantástico viaje de casi 30 mil millones de kilómetros sobre nuestro bello planeta, esta mágica nave espacial que viaja a más de 30 km por segundo sobre su órbita? Con cada kilómetro recorrido se visualizan cambios y, como es natural en los seres vivos, aplica el fenómeno de la evolución. Sin duda la Fundación ha evolucionado, ha crecido, se ha diversificado y en ocasiones se ha reinventado con decisiones acertadas de su Junta Directiva y la administración entusiasta de su Directora, pero también hay que mencionar el valioso aporte de las decenas de colaboradores que comparten el mismo sueño y dedican, desinteresadamente, muchas horas de su tiempo para que se haga realidad.
Si pensamos en grande lograremos cosas grandes, esta es nuestra obligación con las generaciones que vendrán. La Fundación CIENTEC piensa en grande y le deseo que ese maravilloso viaje no acabe y que siga persiguiendo estrellas y sueños.